¿Sabes qué es lo que hace que esperes 12 horas para abrir un sobre de Pokémon? ¿Aquello que te hace tener tantas ganas de volver a retomar un juego donde lo dejaste? La motivación depende de varios factores, pero hay uno que es esencial: la neuroquímica.
En este artículo vamos a ver el mecanismo que impulsa la motivación a nivel cerebral. Es lo que se llama “el circuito de recompensa» y en el que la dopamina tiene un papel clave.
La dopamina
¿Qué es la dopamina? La dopamina es un neurotransmisor, es decir, una molécula que utilizan las neuronas para pasar información de una a otra.
Habitualmente se conoce y se asocia la dopamina con el placer, de hecho se la ha denominado “la molécula del placer”. Si bien no es del todo erróneo, la dopamina está relacionada con la motivación, la conducta orientada a metas, la euforia, el placer y la atención.
La descarga de dopamina se produce cuando aparece algo inesperado, algo que puede ser posible y ante lo que sentimos expectación. Es esa emoción que sentimos cuando nos sorprende algo o recibimos una buena noticia.

Circuito de recompensa
Para que esto ocurra, da lugar a un proceso llamado circuito de recompensa, que es la vía que lleva a las células secretoras de dopamina a través del cerebro.
Este sistema de recompensa tiene como base la supervivencia de la especie: determinar si un alimento es bueno o malo, el sexo, relaciones de amistad…
Cuando vivimos experiencias positivas, placenteras o que deseamos nuestro cerebro activa el sistema de recompensa para que esa conducta se repita en el futuro.
¿Y qué tiene que ver esto con la motivación? Pues bien, la dopamina nos impulsa a buscar cosas mejores. Cuando hay algo distante y que no tenemos solamente lo podemos desear y esto nos impulsa a esforzarnos para conseguirlo.
La dopamina es como la gasolina que te da fuerzas para esforzarte.
A nivel cerebral:
- Todo empieza en el área tegmentalventral (VTA) en el tronco del encéfalo. Es aquí donde se encuentran los mecanismos relacionados con la supervivencia.
- La dopamina sube al sistema límbico, un conjunto de estructuras que generan las emociones. Concretamente en el núcleo accumbens que es lo que genera la sensación de placer.
- Estas emociones agradables y sensación de placer pasan al lóbulo frontal, donde aparece la motivación. Entonces se comienzan a planificar las acciones voluntarias que nos acercan al objetivo.

Cuando conseguimos lo que deseamos o cuando estas experiencias se vuelven monótonas, se pierde el factor sorpresa y la descarga de dopamina baja. Nuestro sistema vuelve a un estado de equilibrio y dejamos de sentir esa emoción que experimentamos al inicio.
Vamos a ver esto en una partida de Pokémon TCG.
Imagínate que estamos seleccionando la expansión que queremos abrir. En la parte superior vemos las cartas que nos pueden tocar, concretamente las que son más especiales. Esto lo percibimos como una posibilidad, es decir, como algo que podemos conseguir.
Y ahí vemos la carta que nos falta, esa que tanto deseamos.
Este momento previo antes de abrir el sobre en el que piensas… “¿Qué me va a tocar?” “¿Me saldrá la EX?”

Hay una serie de detalles que hacen más emocionante este momento de abrir sobres:
- Escoger entre varios sobres diferentes.
- Hacer el gesto de abrir el sobre como si lo cortáramos
- A veces salen estrellitas del sobre que nos anticipa que hay una carta buena.
- Girar el sobre antes de abrirlo y las cartas salen del revés
- Ver el borde de las cartas, esperando que alguna de ellas sea especial.
Entonces en este momento se pone en marcha nuestro sistema de recompensa liberando dopamina.
Ya si te toca un God Pack así de sorpresa (algo suuuper inesperado) ahí si que te da un buen chute de dopamina.

Todo esto no es solamente una sensación de placer sino que es el mecanismo que pone en marcha tu motivación por querer abrir sobres y conseguir la colección completa.
Empezamos automáticamente a trazar nuestro plan: tendré que jugar partidas para recibir recompensas de relojes, entrar cada día para recoger los regalos, cupones, etc.
Al día siguiente entras esperando con ansia abrir tu sobre de cartas, recoger los regalos diarios, los cupones… para poder abrir sobres y completar la colección.
Lo mismo pasa con las elecciones mágicas. Vemos entre las cinco opciones una carta que deseamos tener en nuestra colección. Tenemos la probabilidad 1 de 5 de conseguirla (es decir, vemos que hay posibilidad de que nos toque). “¿Estará aquí escondida mi carta?” en ese momento se genera la emoción.

Cuando ya hemos tenido ese aprendizaje, es decir, ya sabemos que es algo que nos gusta porque lo hemos experimentado antes, el sistema de recompensa se anticipa y se pone en marcha antes de que hagamos la acción. Se libera dopamina antes de jugar y eso activa nuestra motivación.
Hay veces que no toca ninguna carta nueva ni de las mejores. Esto tiene que pasar. Si todo fuese bueno perdería el valor y completaríamos la colección en 5 días. Debe haber una intermitencia de las recompensas porque sino se produciría una sensación de saciedad que haría que dejáramos de querer jugar.
Ahora bien, llega el momento en el que esto se vuelve rutinario y la emoción empieza a bajar: cartas ya repetidas, mismas barajas de siempre, ya tienes la colección completa…
Hasta que aparece un nuevo evento, una nueva expansión que vuelve a generar esa curiosidad y sorpresa para saber cómo serán los nuevos diseños y habilidades. De lo contrario, se vuelve repetitivo, rutinario y se pierde la emoción.
Obviamente para que todo esto pase, el juego también nos tiene que permitir poder hacer todas estas acciones.
Así que ya sabes, esto es lo que ocurre en tu cerebro cuando juegas a tus juegos favoritos y lo que hace que mantengas tu motivación durante mucho tiempo.
Muy buena explicación, seguro que en Pokémon TGC tienen un equipo de psicólogos especializados para engancharnos. Los jugadores somos unas marionetas 🙂